Ilustración de Karina Cocq
Quiero empezar con 5 preguntas:
- Cuando vas a una librería o pides a alguien que te recomiende un libro para ti ¿qué esperas de ese libro?
- Cuando vas a escoger un libro para leer ¿qué criterios te llevan a tomar la decisión?
- Cuando lees un libro ¿qué es lo que más disfrutas?
- Cuando lo terminas o lo dejas a la mitad ¿cuántas sensaciones afloran como lector?
- ¿Te gusta compartir lecturas e impresiones sobre libros que has leído? Si así es, ¿qué es lo que más te gusta de estos intercambios?
Ahora
vamos a plantearnos las mismas preguntas pero como adultos que seleccionamos
libros para los niños más próximos a nosotros:
- ¿Qué esperas de un libro para niños?
- ¿Qué criterios te llevan a escoger un libro en particular para ellos?
- ¿Qué crees qué es lo que más disfrutan los niños cuando leen un libro?
- ¿Qué sensaciones crees que pueden aflorar en un niño tras la lectura de un libro que has elegido para él?
- ¿Compartes con ellos lecturas e impresiones de esos libros que elegiste? Si así es, ¿qué es lo que más destacarías de esos momentos?
Sé que
todas las respuestas dependen en gran medida de la edad de los niños, pero el
ejercicio consiste en que nos tomemos un tiempo para comparar nuestras respuestas, y
pensar si los criterios, sensaciones y expectativas que tenemos los adultos
como lectores son similares a la hora de seleccionar los libros con los que
los más pequeños van a construir su experiencia lectora.
En
últimas, los adultos y los niños debemos aproximarnos a un libro por los mismos
motivos: para conectar o desconectar con la realidad, para entenderla y/o
para transformarla, para emocionarnos, divertirnos, soñar, recordar,
añorar, imaginar… (cada uno puede completar la lista como quiera). El recorrido lector es tan personal y puede
ser tan diverso, que es allí donde radica la riqueza de la lectura, en su
condición de experiencia inagotable.
Nuestro
recorrido como lectores, nuestras experiencias con los libros marcan y
determinan la formación lectora de los niños más próximos. Mi invitación es a pensar en los criterios
que tenemos en cuenta a la hora de seleccionar los libros con los que vamos a
construir su camino lector. Si queremos que sean lectores competentes y
emocionados ¿cómo debe ser ese camino? ¿divertido?,¿emocionante?, ¿fácil?, ¿desafiante?
La
próxima semana hablaré sobre criterios de selección, pero advierto: no daré
fórmulas mágicas. Señalaré ciertos errores en los que solemos caer los adultos
y daré algunas orientaciones para
posicionarnos de una manera más lúdica y menos “didactista” frente a la literatura infantil.
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